He de reconocer que soy un romántico del Tour, me enganché en los ochenta con Hinault y Fignon, eran otras épocas para el ciclismo francés, y sobre todo con el loco de los Pirineos, el dicharachero segoviano que era igual dentro que fuera de la carretera y que ganó un Tour y regaló otro perdiendo seis minutos en una contrarreloj al despistarse y llegar unos minutos tarde a su propia salida. La etapa dorada fue la de Indurain en la que un extraterrestre aterrizó para ganar cinco Tour seguidos, con una superioridad insultante que fue seguida por la del dictador Amstrong. Estamos en una época de transición en la que el ciclismo español ha sacado frutos inesperados como Sastre y Pereiro pero en la que el ciclismo ha cambiado definitivamente. Vamos a lo nuestro, las dos etapas de los Pirineos han sido decepcionantes la de Ordino no hubo ataques (el de Contador) hasta faltando 1,5 Km y encima fue criticado por Armstrong, pero lo de ayer fue de Juzgado de Guardia, el propio Perico se puso las manos a la cabeza al ver cómo ascendieron el Tourmalet en grupo, sin ataques. Parece que nadie le disputa el Tour a la pareja de favoritos y esperan a que se ataquen entre ellos, me parece increíble cómo corredores como Kloden, o el mismo Sastre o Menchov se entregan a sus destinos sin pelear. Es pues el Tour de Contador y Armstrong, y los demás serán comparsas, así que ya sabes Albertito, aprieta los dientes y ataca en los Alpes pues ya sabes que nadie lo va a hacer...
Spacepower
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