Si había un partido en el que se podía perder era precisamente el de ayer. Y eso lo sabían los jugadores, quienes tras el nuevo tropiezo de los chicos del Sr. Pour qué, bajaron su listón emocional en la segunda parte, lo sabía también el linier que anuló un gol legal a Milito que hubiera sido la sentencia del partido y de la Liga y lo sabía también el árbitro,que tuvo pocas dudas en señalar un discutible penalty de Mascherano en una jugada en la que Pinto demostró que no tiene nivel para jugar en este Barça de ensueño. He dicho que hubiera sido la sentencia de la Liga ayer, pero todos tenemos claro que tras la derrota del Madrid, sólo hay que elegir fecha, como si de una boda se tratase, para cantar un alirón que será el quinto en siete años, marcando una nueva y grandiosa era en el fútbol español. Respecto al martes, probablemente lo que pasó ayer puede ser un buen toque de atención para quienes creen que hay que reservar hotel en Londres. El martes nos espera un partido durísimo en el Camp Nou, y el público tiene que ser consciente, así como el entorno. Pep está consiguiendo lo que nadie ha podido, doblegar al gran manipulador de Setúbal y a todo el poder mediático de ACS con su central lechera. Solo queda un pequeño paso, y el futuro es tan ilusionante...
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