Hoy jugaremos un partido en el Estadi, a poco más de 72 horas de otro en el que nos jugamos materialmente la temporada. Vamos recuperando efectivos para ese trascendental día, y ayer se sumó Víctor Valdés a la convocatoria, quedando únicamente el gran capitán renqueante de la dura temporada post-mundial que estamos viviendo y , por qué no decirlo, disfrutando. Hoy jugaremos contra el Real Zaragoza, un grande venido a menos, tras su paso por el lado oscuro de la Segunda División, en una temporada sufrida que ya le ha costado el puesto a un entrenador y le está sacando sus peores exabruptos al ya de por sí malhablado mexicano que le sustituyó. En definitiva, que desde fuera parece un incómodo trámite, un pequeño aperitivo previo al festín del martes. Lo lógico será que, el maltrecho Pep, saque un equipo con bastantes titulares pero dando descanso a alguno que pueda estar más cansado, como podría ser Iniesta o el propio Messi, en una alineación más difícil de acertar que la del martes, donde saldremos con toda la carne a por los hijos de la Gran Bretaña. Estaría bien que el partido de hoy fuera cómodo y se resolviera pronto para, reservar energías y aplausos para el partido del martes, un partido cuya sombra planeará esta tarde por el Camp Nou.
No me quiero olvidar del tema del día, es decir la dimisión irrevocable de Ettore Messina, fichado por Florentino a golpe de talonario para dar nuevas glorias a la sección merengue y que ha resultado uno de los fiascos más grandes de la historia del presidente de ACS. Messina, a diferencia de su homólogo del primer equipo de fútbol, es y ha sido siempre un tío recto y cabal, un trabajador que ha tenido siempre en cuenta los detalles y sobre todo el valor de la palabra dada. En un ejercicio de generosidad e integridad, ha renunciado a su jugoso contrato que le quedaba por cumplir, para dormir bien por las noches, unas noches en las que se suele ver encendida la luz de la habitación del triste Mou.
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