sábado, 27 de agosto de 2011

No se cansan de ganar, y nosotros tampoco

El Barça se ha convertido en una máquina engrasada de coleccionar títulos, y esa maravillosa noticia para los aficionados se está convirtiendo en una pesada losa para nuestros adversarios. Y es que ayer el Barça, en el anticuado Estadio Luis II de Monaco, no necesitó hacer un buen partido para llevarse su cuarta Supercopa de Europa, ni tan siquiera necesitó que sus mejores hombres estuvieran a su nivel, tan solo necesitó una versión diesel del Formula 1 que maravilló en Wembley para llevarse el segundo título de la temporada.
Así lo intuyó Pep alineando al fortachón de Keita en sustitución de Busquets reforzando así los aspectos defensivos del equipo, pues sabía que si no nos creaban ocasiones, los pequeñitos acabarían creando y marcando las nuestras. El guión de inicio fue más o menos así, e incluso el Porto, que es un buen equipo, consiguió inquietar la portería de Valdés en un par de faltas, y una buena jugada de Hulk, que es junto a Guarín, el alma mater del campeón portugués, resurgido una vez más de sus cenizas tras la salida de su entrenador y de su máximo goleador.
Todos esperábamos a Messi, pero él necesitó un pequeño revulsivo para marcar las diferencias, esta vez fueron las botas, esas pequeñas botas que apenas alcanzan el número 40 le molestaban y fue cambiarlas y marcar el primer gol en el que le hizo a Helton un recorte digno del mejor banderillero, clavándole su aguijón mortal, e inoculándole el veneno suficiente al partido para intoxicar al rival y dejarle inerme hasta el final.
La segunda parte fue de control y poco juego por ambas partes, salieron Alexis y Cesc y el árbitro Nijhuis no pitó un posible penalty de Abidal a Guarín, un error que compensó otros que perjudicaron previamente al Barça y que dejan la balanza equilibrada. Pero valía la pena esperar hasta el final...una deliciosa combinación entre Iniesta, Messi y Cesc acabó con un control de éste con el pecho y un remate a bocajarro que mató el partido y le dio un resultado más acorde con lo ocurrido en el campo.
Este Barça es eterno y se puede permitir el lujo de repartir el honor de recoger los trofeos, esta vez fue Xavi quien lo hizo, se lo merece, es el símbolo de este equipo al que aún le quedan muchos por recoger. Ahora sí que la sala de trofeos del Camp Nou hace honor a este maravilloso club, pues el Barça es el club con más títulos en España y en Europa. Quién se lo iba a decir a este viejo culé a mediados de los ochenta.
A Pep solo le queda un pequeño estímulo histórico para superar a su ídolo, ganar más de cuatro ligas consecutivas, lleva tres de momento y puede que lo haga y puede que no, en tal caso, para mí seguirá siendo el mejor entrenador de nuestra , ahora sí, grandiosa historia.

Spacepower

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