Qué difícil es que un equipo apueste por el buen fútbol. Volvemos a la racanería, a Grecia de 2004. Un saque de portero directamente al delantero centro que descarga un balón , pase al espacio, gol, y a defender 90 minutos. Pese a quien pese eso es exactamente lo que hizo el equipo del sobrevalorado Mourinho (otro Messina) en la tarde-noche de ayer. Eso si defender, defienden como nadie, pero ese fútbol tan rentable en los resultados y tan pobre en el planteamiento que se lo queden para ellos. Y es que el Bayern pecó de pardillo, de querer jugar a fútbol (sí ahora a eso se le llama ir de pardillo) y claro, al primer fallo defensivo o al segundo, no me acuerdo, cayó el gol como una losa y le faltó calidad para resolver. Era Robben contra toda la defensa que le doblaban y triplicaban el marcaje, una broma de mal gusto. El partido fue muriéndose en el frontón de Mou, que es el mismo que plantó en Barcelona, y acabó con el golazo de Milito, quizás la única concesión al fútbol en una noche bastante aciaga para el que, como yo, estaba buscando algo de espectáculo. Esto es lo que hay, el dilema de siempre, los equipos que plantean el gusto por el buen fútbol y la posesión del balón son una ínfima minoría respecto a los que plantean un juego táctico basado en la defensa, en conceder el balón al contrario y buscar el contragolpe. Eso es precisamente lo que se van a encontrar los aficionados del Bernabeu el año que viene, ya han visto un aperitivo, que les siente bien...
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