sábado, 4 de febrero de 2012

Un minuto para cambiar una Liga


Cuando pienso en un partido contra la Real Sociedad no puedo olvidar aquel mítico 20 de junio de 1993 en el Camp Nou, aquel 1-0 que nos dio la tercera Liga de la era Cruyff y la segunda de las de Tenerife. El Barça salió al campo con Zubi, Ferrer, Koeman, Nadal, Amor, Goiko, Eusebio, Bakero, Laudrup, Txiki y Stoichkov.
La grada estaba tan tensa que apenas animaban, todo el mundo estaba pendiente de Tenerife, pues el Barça para llevarse la Liga necesitaba, además de ganar a la Real de Toshack y Kodro esperar a que el Madrid perdiera en Tenerife, algo bastante difícil pero con un maravilloso precedente.
Para los que digan que el fútbol no es un estado de ánimo, el primer y único gol del Barça, un gran gol de Stoichkov tras una maravillosa pared con Txiki, se marcó un minuto y medio más tarde de que le marcara Dertycia el 1 -0 a Buyo en Tenerife. Ese gol que se celebró como propio en el Camp Nou desató una alegría tan contagiosa en la grada que , a los pocos segundos, impregnó al equipo que marcó el que sería el gol de la victoria y de la Liga.
Es muy curioso comprobar en los vídeos de la época, de hace casi 19 años, el rostro de pánico de Núñez, quien en su profundo convencimiento de que iban a perder no acaba de disfrutar de la victoria final, de Johan con gafas de sol Ray Ban tranquilo y relajado y Toni Bruins con su inseparable chándal verde de Kappa dando saltos como si estuviera en un karaoke de Lloret. Muy curioso también en los rivales,la cara de poema de Ramón Mendoza entrevistado por un tal Crespo del plus quien, a día de hoy todavía está en la casa y sobre todo, la de un Buyo descolocado que no podía entender lo que le estaba ocurriendo ¿no éramos el Madrid?
Es bueno recordar para darnos cuenta que en el fútbol, un solo minuto puede cambiar el destino de una Liga, ese minuto once en Tenerife y el siguiente en el Camp Nou cambiaron esa Liga y, probablemente algo más. Ese rostro de Núñez en el palco era el mismo que el de miles de aficionados tribuneros que estaban más acostumbrados a perder que a ganar y que desarrollaron un fatalismo superior incluso a la propia realidad. No quiero decir que ese sentimiento se haya borrado totalmente porque mientras sobreviva la última generación de sufridores, quedará todavía ese run run en el estadi, ese que acompaña a las grandes decepciones y que cada vez se escucha más lejano.
Esta noche el Barça, además de contra la Real, debe lucha contra el frío, el viento, el horario "infantil" y la lógica comodidad del aficionado. Espero equivocarme, pero no espero más de 40.000 personas hoy en un partido, que como ya venimos diciendo hace unos días, debe tratarse como el único, como el más importante de la temporada. Independientemente de lo que haga el rival en Getafe, el Barça debe seguir manteniendo la presión en la Liga y sobre todo el ritmo competitivo que es el que le pueden llevar a conseguir todavía grandes logros a finales de mayo.

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